«La Luna está en Duala» – 1/4

«La Luna está en Duala» – 1/4

No, Sani, la luna no está en Duala.

La Luna es el quinto satélite más grande del Sistema Solar —el único natural de la Tierra— y está a una distancia de 363.300 kilómetros de la Tierra en su punto más cercano o afelio. Su diámetro es de 3.474,8 km a la altura del ecuador (parte central).

Duala, por el contrario, es una ciudad. La más poblada de todo Camerún. Su superficie suma un total de 210 km². Es decir, si la Luna estuviera en Duala, no solo se destruiría la atmósfera, las corrientes oceánicas y las mareas y todo el mundo tal y como lo conocemos, sino que la misma Duala estaría aplastada y reducida a cenizas.

Vaya paisaje más apocalíptico dibujo de una metáfora tan inocente. Pero… ¿Os acordáis de la escena de la película “Como Dios” donde Jim Carrey mueve la luna de su sitio para tener una cita más romántica y a la mañana siguiente descubre las funestas consecuencias de tan egoísta acción? Pues eso es lo que pienso cada vez que escucho el título del libro.

La primera vez que escuché algo de Sani Ladán fue en la radio.

Iba en mi Peugeot 307 bajando el Guadarrama y como la emisora había dejado de captar la emisora que iba escuchando, empecé a hacer “zapping”. Empezaron a hablar de migración. Como me interesaba el tema, presté atención. Era una entrevista en la Cope y estaban dando publicidad a este libro. En la entrevista decían que en el lugar donde él nació era difícil hacer una carrera y que su sueño de estudiar le empujó a un viaje por todo África y que en el camino vio morir a amigos.

De primeras, el hecho de que salga para estudiar, y no para ganarse la vida trabajando, fue algo muy distintivo y que me llamó la atención. La dureza del viaje es algo con lo que uno ya cuenta.

Paré el coche en cuanto pude (al llegar a San Rafael), para buscarlo en internet antes de que olvidara su nombre. Al verlo en el celular, me di cuenta de que mi novio me había hablado de él por unos clips que se habían hecho virales donde hablaba de las ONGs en ESDLB.

Con este clip estaba bastante de acuerdo:

Muchas ONGs perpetúan la dependencia de los beneficiarios de sus proyectos para seguir cobrando subvenciones —, no solo en África —, no todas.

Estaba de acuerdo con lo que decía en trazo grueso, pero reconozco que no me había gustado que no hablara de ONGs locales que se dedican a trabajar sobre el terreno para mejorar la vida de las personas. A mi entender, es un deber enseñar a identificar ONGs legítimas que tienen un impacto positivo en el desarrollo de las vidas de la población local. Y es que hay ONGs fraudulentas, pero hay otras legítimas.

No se puede pasar por alto el hecho de que muchos dictadores saben cómo capitalizar las situaciones de miseria para desviar los fondos que se envían de forma legítima para reconstruir la zona tras una catástrofe y para ayudar a la población local. A los dictadores y políticos les interesa mantener el flujo del dinero constante, lo que quiere decir que perpetúan los problemas sociales —cuando no crean nuevos problemas directamente— para mantener el flujo del dinero. No es que hoy día no se sepa cómo reforestar, construir edificios resistentes a terremotos etc. es que, sencillamente, no interesa. Pero al margen de estos aprovechados, al César lo que es del César, y es que sí que hay ONGs, tanto locales como globales, que se dedican a trabajar sobre el terreno para mejorar la vida de las personas.

Dos vídeos muy interesantes sobre este tema de la Ayuda al Desarrollo (poned subtítulos):

El tema de las ONGs

Es un tema tan extenso que merece su propia entrada, y la tendrá. Por ahora remarcar que es muy importante la especialización del Tercer Sector y que haya personas especializadas en la intervención social en situaciones de catástrofes naturales, pobreza endémica y problemas sociales agravados. Así como es obvio y evidente que en un incendio avanzado la población debe dejar que los bomberos actúen sin entorpecer sus labores de extinción, debería ser fácil de entender que en determinadas situaciones límites trabajadores especializados son los que deben intervenir.

Pero volvamos con el tema del libro.

El libro me ha encantado. Es fácil de leer, muy instructivo e intercala los episodios de su viaje con política y economía internacional que afectan y modela directamente la realidad que él vive como migrante. Ese viaje entre lo macrosocial y lo micro es maravilloso de leer. Te permite ver cómo las vidas concretas se entrelazan con el devenir histórico marcado por las estructuras sociales más amplias: empresas trasnacionales, políticas dirigidas por organismos supranacionales y, en medio, las hormigas caminamos. Me parece increíble poder ver cómo esa hormiguita que estuvo tan cerca de la muerte en el desierto, tras haber sido estafado por contrabandistas de personas, da el salto y permea dentro de esas estructuras que deciden quién vive y cómo vive.

El libro me ha gustado aún sin estar de acuerdo con el mensaje que lanza.

Habiendo hecho esta introducción voy con la siguiente entrada.

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