Un sueño con trampa, de David Bingong
Honestidad brutal y humildad descomunal
El jueves 07 de diciembre del 2023 tuve la dicha de poder ir al Centro Cultural Eduardo Úrculo a ver una obra de teatro.
En esta ocasión, el protagonista volvía a ser un migrante de origen camerunés (al igual que Zora Snake) y la temática de la obra era directamente el periplo migratorio.
La narración del viaje
Desde su nacimiento hasta los motivos de su viaje, los diversos peligros a los que se enfrentó en su camino… todo lo ha compartido con auténtica generosidad, incluido hasta lo que se reserva para sí, de lo que no se puede contar de tan atroz y duro que resulta.
La forma directa y sencilla de transmitir la vivencia realmente me conmovió. Empieza presentándose él y los músicos que le acompañan. Acto seguido habla de las costumbres de su tierra natal, de cómo era su vida de pequeño y, apoyado por la tecnología con un proyector que apoya y guía la comprensión del espectador, va desgranando punto por punto los diferentes estadios del viaje.
Entre las etapas del viaje se pueden destacar:
- La partida – despedida e inicio del viaje.
- Ausencia de recursos. Travesía en el desierto.
- Robo de pertenencias.
- De Malí a Argelia.
- Argelia, de lo que no se puede hablar.
- Marruecos. Los intentos de entrar a nado y/o saltar la valla. La muerte de un compañero en el mar. Trabajar de forma precaria. Conocer el racismo que pesa sobre la negritud en el magreb.
- Numerosas llegadas y devoluciones en caliente para, finalmente, conseguir llegar.
- La llegada y sus numerosas trabas burocráticas. Conseguir el sueño que no existe y darse cuenta de que el precio era más alto de lo que se imaginaba.
- Regresar de visita a su tierra y darse cuenta de que ya no pertenece a ningún lugar.
Recursos escénicos
He podido comprobar que esta obra consta de diferentes formatos según el presupuesto del que disponga y el lugar de representación: un colegio, un centro cultural, un espacio puramente teatral.
La versión que yo vi estaba adaptada para cinco intérpretes: cuatro músicos y él como coreuta. El uso del espacio estaba limitado a la narración directa de su periplo. Cinco sillas al fondo (si bien la de David Bingong estuvo todo el tiempo vacía) e instrumentos que tocaban los músicos que apoyaban su performance. Al fondo había un proyector que apoyaba su narración, compartida en forma de canto.
Me llamó mucho la atención comprobar que Zora Snake y David Bingong son ambos de Camerún. La propuesta escénica no tuvo nada que ver. Bingong se apoyaba en los recursos tradicionales de su tierra. La oralidad y el canto eran los protagonistas para compartir su experiencia. Su discurso, mucho más elaborado que el Zora Snake, era sin embargo más accesible. Esto se debe a que Snake usaba complejas técnicas compositivas propias de la danza contemporánea y la performance. En este sentido, Bingong tiene una clara intención comunicativa que está por encima de todo y, en consecuencia, logra transmitir un mensaje claro y preciso.
Como colofón, Bingong reserva el último tercio de la obra para interactuar de forma directa con el público y poder así enriquecernos con el diálogo. A diferencia de Zora Snake, David Bingong no disfraza su discurso con una artificiosa intelectualidad, ni trata de mostrar la crudeza del mundo ni la injusticia del capitalismo deshumanizante… él lo hace. Es decir, Bingong no intenta, Bingong lo hace.
En ese sentido, David Bingong hace uso del mayor recurso escénico de todos los tiempos: la anhelada verdad escénica. Hacía mucho tiempo que no veía la verdad escénica haciendo de su magia.
Temas
La migración es el gran tema, acompañado de la pérdida de identidad, el desamparo del desierto, las redes de apoyo… ¿y qué decir más?
A mí, algo que me sorprende, es cómo se repite el secreto sobre la etapa argelina. He visto a varias personas decir lo mismo, que no iban a decir nada de esa etapa. Tengo muchas ganas de leer el libro de otro camerunés, Sani Ladan con su La luna está en Duala, para ver si él es más atrevido o imprudente y aborda de forma directa esa etapa del viaje.
¿Qué pasa en Argelia?
Por favor, si alguien lo sabe, que me ilumine. Porque como Bingong hay mucha más gente que dice «de Argelia no quiero hablar. Sé lo que pasaba, no lo voy a decir».
Conclusiones
Ha sido una obra que me hizo llorar a moco tendido. La calidad humana de David Bingong y su generosidad a la hora de exponerse y compartir sus vivencias, así como aceptar críticas y su disposición a dialogar para construir lugares de encuentro ha despertado la mayor admiración en mí.
Conozco a mucha gente que ha estudiado Arte Dramático y quisiera estar sobre un escenario. Yo misma me encuentro entre esas personas y, sin embargo, soy capaz de reconocer que no soy lo suficientemente buena intérprete, ni tengo la constancia o la suerte que requiere entrar en el circuito o, por otro lado, no tengo algo que decir con la entidad suficiente como para ocupar ese espacio.
Una de las espectadoras aprovechó para decirle a David que qué iba a hacer su hija, si no la contratan y aún por encima tiene que competir con migrantes como él. El planteamiento de esta señora me hizo darme cuenta de una cosa: un migrante jamás le va a quitar el trabajo a un nacional. No competimos en los mismos sectores del mercado laboral pero, sobre todo, no competimos.
Que un actor como David Bingong monte una propuesta escénica y la represente, no le quita trabajo a ningún actor local. Porque ningún actor nacional va a hacer una propuesta como la de él, Bingong está creando su propio trabajo y está movilizando la economía. Los trabajadores del Centro eran nacionales, los espectadores y los técnicos también. Literalmente, no competimos. Porque la vida es un juego cooperativo, no una competición. Y todos tenemos, si no un lugar en el mundo, la capacidad de crear nuestro propio lugar.
Una respuesta
[…] había avanzado en la entrada anterior Un sueño con trampa, tenía ganas de leer el libro de Sani Ladan. Mi gran sorpresa fue darme cuenta de que tanto Zora […]